El hombre occidental se pierde el florecimiento de la vida porque no conoce nada sobre la meditación, y el hombre oriental se la pierde porque no conoce nada sobre el amor. Y para mí, tal como el hombre y la mujer son mitades de un todo, lo mismo sucede con el amor y la meditación.
La meditación es el hombre, el amor es la mujer.
En el encuentro de la meditación y el amor está el encuentro del hombr y la mujer. Y en ese encuentro creamos al ser humano trascendental, que no es hombre ni mujer.
A menos que creemos al hombre trascendental en la Tierra, no hay mucha esperanza.
Extracto de "Hombre y mujer la danza de las energías" de OSHO
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