martes, 20 de agosto de 2013

LAS TRES CUALIDADES DE LA VIDA

Satish Kumar nos muestra los valores que sustentan una vida auténtica y nos invita  a seguir las necesidades del alma para poder alcanzarla.

Vivimos en una era marcada por la angustia en los ámbitos político, social, medioambiental y espiritual. La angustia política hace que las naciones se comporten como salvajes y que los super poderes vivan con miedo. Los conflictos constantes entre Palestina, Israel, Iraq y Afganistán ..., por mencionar solo algunos, constatan la incapacidad de quienes ostentan el poder para encontrar soluciones justas, equitativas y satisfactorias para todas las partes.

En paralelo, la sociedad permite que haya personas que mueren de hambre aun estando rodeadas de abundancia. A pesar de que hace décadas que se está luchando contra la deuda externa y las privaciones y de que las agencias de Naciones Unidas y las Organizaciones de ayuda derivan fondos y materiales a las áreas más desfavorecidas, acabar con el hambre sigue siendo un sueño distante. Aunque sea un cliché, es cierto: los ricos siguen enriqueciéndose y los pobres se vuelven cada vez más pobres.

De igual manera, la angustia ecológica se manifiesta a medida que vamos destruyendo el medio ambiente que sustenta nuestra vida. Hemos perdido el sentido del equilibrio entre los derechos de los humanos y los de la naturaleza. Así, buena parte de lo que se considera progreso económico, científico y tecnológico está causando un tremendo perjuicio a la tierra, al aire y al agua.

A todo esto hay que añadir que nuestra angustia espiritual es igual de intensa. Los rituales y las ceremonias que aportaban al ser humano alegría, un sentido de celebración y que solían crear un espacio para el enriquecimiento espiritual han desaparecido casi por completo, cuando no se han convertido en un medio de consumo.

ESTAMOS PERDIENDO NUESTRO EQUILIBRIO NATURAL EN NOMBRE DE LO QUE LLAMAMOS PROGRESO

¿Qué podemos hacer? ¿Hacia dónde podemos ir? ¿Cómo podemos alimentar nuestra imaginación? ¿Dónde encontrar inspiración? ¿Cuándo podemos nutrir nuestra alma? Parece que la cultura de nuestro tiempo no tiene respuestas para estas preguntas. Quizá, la sabiduría antigua sí pueda ofrecernos algunas pistas para entender quiénes somos, cuál es nuestra naturaleza y cómo podemos crear un patrón de vida armonioso, integrado y equilibrado.

Según el pensamiento indio, hay una manera de percibir el mundo como compuesto de TRES cualidades llamadas GUNAS. Cuando nos observamos a nosotros mismos y comprendemos nuestra condición usando como brújula estas tres cualidades, podemos averiguar quiénes somos y dónde estamos. Pueden orientarnos en la que queremos ir. Pueden ayudarnos a recuperar el arte de vivir y eliminar nuestra angustia para que podamos acceder a una existencia más apacible y satisfactoria.

Todos los objetos, todos los pensamientos, todos los actos y todas las relaciones tienen una u otra de estas tres cualidades o tendencias, o una combinación de dos o de las tres, pero siempre predomina una de ellas. En sancrito, las tres cualidades se llaman:

* Sátvico

* Rajásico y

* Tamásico

LA SABIDURÍA ANTIGUA NOS PUEDE CONDUCIR HACIA UN FIN MEJOR QUE LA ANGUSTIA Y DESAZÓN ACTUALES

* Sátvico - significa verdadero, natural, incorrupto, original, sencillo, sincero, bueno, deleitoso, honesto, puro, refrescante, lúcido, luminoso y espiritual.

* Rajásico - significa regio, espléndido, brillante, glorioso, elegante, glamuroso, deslumbrante, sofisticado, seductor, magnífico, fuerte, extravagante y emocionante.

* Tamásico - significa oscuro, apagado, deprimente, siniestro, feo, amedrentador, dictatorial, enfermo, pesado y perjudicial.

Lo sátvico se centra en la pureza de los medios y busca y aspira a la plenitud.

Lo rajásico se ocupa de alcanzar los objetivos y persigue el éxito.

Lo tamásico, el fin justifica los medios y busca el control.

La amabilidad es sátivca, la ira rajásica y la venganza tamásica.

Estas tres cualidades nos ofrecen un mapa de tres tipos de personalidad.

* La mente sátvica aprecia y celebra la bondad intrínseca del mundo natural. La naturaleza encarna opuestos que se complementan: arriba y abajo, luminoso y oscuro, flor y espina. 

El camino de lo sátvico consiste en mantener el equilibrio y la armonía entre los opuestos: reconocer y comprender las cosas tal y como son, sin emitir juicios de valor ni desear alternarlas; fluir seguir el curso de las cosas y mantener la ecuanimidad.

* La mente rajásica, por su parte, tiende a la mejora de las cosas; cree que las realidades crudas y ásperas del mundo natural se pueden reforzar y cambiar, o incluso controlar, pera que se ajusten mejor a los propósitos humanos.

Según la mente rajásica, las flores cultivadas son mejores que las silvestres; el esplendor de las flores exóticas en un jarrón precioso es mejor que la contemplación de las flores en un prado.

* Según la mente tamásica,  lo original o natural no es bueno. La mente tamásica considera que la naturaleza es cruel y sanguinaria e intenta alejarse de ella. Las flores naturales no son  permanentes: deben renovarse, incluso mueren y hay que tirarlas, de modo que la mente tamásica prefiere las de plástico. Lo tamásico separa la idea de la belleza de su fuente, y se siente atraído por versiones extrañas y artificiales de la realidad.

La forma de vida sátvica es el camino de la simplicidad elegante y de la espiritualidad profunda.

La forma de vida sátvica es accesible para todo el mundo. Es auténtica, ordinaria, es la vida de todos los días, y no exige una gran cantidad de dinero ni de recursos. Es sencilla, sincera, modesta y sublime. Las personas que tienen una mente que tiende a lo sátvico desarrollan su vida paso a paso, confiando en el proceso del Universo y creyendo que las cosas saldrán bien.

El estilo de vida rajásico es propio de las élites. Es ingenioso pero superficial, analítico. Impresiona y deja huella: le gusta la velocidad, lo grandioso, lo extravagante. Se concentra en el progreso, en el resultado y en el éxito. Admira a las celebridades, a las personas con prestigio y con poder. A la persona rajásica no le importa el derroche. A menudo alaba la justicia y la equidad, pero luego la dedica a servir a sus propios intereses. Le encanta las soluciones tecnológicas y elabora planes para conquistar el espacio. La forma de vida rajásica depende del uso excesivo de los recursos naturales y valora la naturaleza solo en la medida en que sea útil para el hombre. Cree en el progreso científico, el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico. Anhela la comodidad y todo lo que contribuya a ella.

La tendencia tamasica es dictatorial, astuta, temerosa y reservada. Produce abulia, depresión, apatía e inercia. La sociedad tamásica utiliza la naturaleza y al ser humano para servir a la economía. La mayoría de las multinacionales funcionan según el estilo tamásico, buscando el beneficio y el poder.

Cuando contemplamos el mundo moderno a través de la "brújula espiritual" de los gunas, descubrimos que las ideologías rajásicas se han convertido en los valores dominantes que subyacen en la mayoría de nuestros actos y decisiones, en el ámbito personal, político y social.

PODEMOS INTENTAR ERRADICAR POR COMPLETO LAS TENDENCIAS TAMÁSICAS DE NUESTRAS VIDAS

Paradójicamente, la mayoría de nosotros parece que desea obtener resultados sátvicos, como un entorno hermoso, una buena salud y una existencia satisfactoria, pero nos atrae lo rajásico, con su aspecto glamuroso y emocionante y su promesa de un futuro maravilloso, con atajos y soluciones rápidas. Así, nos angustia nuestro deseo de alcanzar unos fines sátvicos usando medios rajásicos. Por ejemplo, queremos ser felices pero seguimos el camino rajásico del materialismo, el poder y el dinero. Queremos armonía en nuestra comunidad, pero cedemos a la tentación rajásica, del egoísmo. De este modo, seguiremos hundiéndonos cada vez más en la frustración personal y, por extensión, en el desastre político.

¿Cuál es la solución? No nos liberaremos de la angustia mientras busquemos una respuesta que viene dada desde lo alto. Las soluciones genuinas o sátvicas son múltiples y se desarrollan desde el interior. La angustia desaparecerá cuando dejemos de intentar controlar e imponer soluciones que vienen de fuera. hemos de liberarnos de la ambición rajásica de obtener respuestas grandes y espectaculares o curas milagrosas. Los métodos sátvicos son humildes. Lo que funciona surge de dentro de cada circunstancia, como un árbol crece a partir de una semilla.

CADA PERSONA TIENE SUS PROPIAS CUALIDADES SÁTVICAS, DESCUBRIRLAS SERÁ UN PROCESO DE CRECIMIENTO.

Los tres gunas también son una brújula para nuestras vidas personales. Nos ayudan a decidir qué tipo de acción será la más adecuada para un individuo en función de su propia naturaleza y sus necesidades. Si siguiéramos nuestras necesidades más profundas podríamos optar, por ejemplo, por trabajar cerca de donde vivimos aún cobrando menos, concediéndonos más tiempo para nosotros mismos, nuestra familia o amigos, en lugar de recorrer grandes distancias para cobrar más o tener más prestigio.

Solo cada uno de nosotros puede conocer sus propias cualidades sátvicas internas y desarrollarlas desde el interior, paulatinamente. Nuestra voz interior será la que nos revele nuestras auténticas necesidades. Obedecer las espectativas de otros o intentar satisfacer las exigencias de la sociedad en contra de nuestra verdadera naturaleza y de nuestra voz interior solo puede generar frustración.

La forma de vida genuina, sátvica, solo puede nacer del interior, respetando la naturaleza de la realidad y siguiéndola con humildad. Por supuesto, los ideales sociales o espirituales que enseñan los grandes maestros o los libros influyentes pueden estimularnos y actuar como la cerilla que enciende la vela, pero la capacidad de iluminar debe radicar en la propia vela, la naturaleza de la respuesta debe proceder del interior. No se puede imponer desde fuera. Por eso la mayoría de los filósofos de Oriente y Occidente han hablado de la necesidad de "conocerse a uno mismo".

Una vez admitimos y empezamos a vivir nuestra verdadera naturaleza, estamos en el camino sátvico. Cuando nos apartamos de nuestra verdadera naturaleza, caemos en la trampa rajásica o tamásica. Por tanto, en última instancia la búsqueda sátvica consiste en perseguir la verdad.: conócete a ti mismo y sé tú mismo. Al aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, descubrimos nuestra verdadera esencia y hallamos la alegría dentro de nuestra propia creatividad, espiritualidad e imaginación.

SI NO EXISTE UN CAMBIO PERSONAL, LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD SERÁ SUPERFICIAL E INADECUADA

La auténtica naturaleza del alma es sátvica, más allá del bien y del mal, más allá de todos los colores. Igual que los elementos tierra, aire, fuego, agua y espacio trascienden las distinciones morales entre el bien y el mal, también lo hace la esencia de todos los seres.

Como decía Mahatma Gandhi:

"Si no existe un cambio personal,
los cambios mayores nunca tendrán lugar"

Satish Kumar
Educador y pacifista
Fundador de Schumacher College

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