lunes, 26 de septiembre de 2011

ARMONIZAR LOS DOS POLOS DEL SER

La razón y la intuición no viven separadas. Mejor dicho: no las experimentamos en forma individual. En la vida diaria conjugamos las funciones de los dos hemisferios del cerebro de manera constante. El hemisferio derecho capta cosas que el hemisferio izquierdo, por ser lógico y racional, no puede ver. Luego, esta información, estos sentimientos, sensaciones, sueños o deseos, son sometidos al hemisferio izquierdo, que los analiza y clasifica.

Algunos autores eligen no hablar de los dos hemisferios del cerebro y se refieren simplemente a los aspectos negativos y positivos de la mente. Lo que no es más que otro modo de referirse a la polaridad del cerebro humano, pero hablar de razón y intuición no es igual a hablar de cosas positivas y cosas negativas. Porque, en realidad, la intuición es tan positiva, necesaria y fundamental para el ser humano como la razón. Es en la conjunción de estos dos factores donde reside el Ser verdadero.

La intuición y la razón son dos fuerzas en constante tensión, dos polaridades completamente opuestas, que sin embargo se necesitan la una a la otra, porque en su equilibrio existe la Verdad del hombre. Cuando existen una tesis y una antítesis, nace entonces una síntesis que las supera, que permite que el conocimiento avance. Cuando existen en equilibrio el Yin y el Yang, se experimenta la plenitud.

La meditación no es más que una forma de conjugar la polaridad del Universo, del mundo sensible y del interior del ser humano. Es armonizar los dos hemisferios del cerebro, es lograr que se complementen y nos permitan así ver nuestro Ser.

"Ver" es por supuesto una metáfora. En realidad, cuando meditamos, el Ser se "siente".
No necesariamente sentiremos algo bello; cuando nuestra vida está en armonía, cuando estamos viviendo al máximo nuestro potencial, el Ser está lleno de energía positiva, de felicidad. Pero si nuestra vida ha tomado un camino insatisfactorio, encontrarnos con nuestro Ser será encontrarnos con las barreras que impiden nuestra plenitud.

Es esta la claridad que otorga la meditación: la capacidad de ver qué sentimos realmente, cómo nos sentimos con nuestra vida, con respecto a las decisiones que hemos tomado y al sendero que estamos recorriendo. Los velos que en la vida diaria nos enceguecen e impiden ver el desequilibrio desaparecen gracias a la práctica de la meditación, y sólo queda lo que en verdad somos.

Pero meditar también nos ayuda a descubrir qué es lo que nos da felicidad, lo que nos equilibra. La meditación es una forma de encontrar lo que da sentido a nuestra vida. Y una vez localizado, podemos expandirlo, para que nos llene de armonía y plenitud en todo momento.

Conciliar los pares de opuestos que conforman al Universo es una forma de centrarnos; así, las actividades cotidianas, el trabajo, las obligaciones familiares, todo se vuelve más sencillo. Porque la meditación (cuando es una práctica constante) va disolviendo las barreras que nos impiden tomar decisiones. El miedo es un sentimiento paralizante y muy presente en el ser humano cuando éste no ha logrado equilibrar su Ser, y su poder inmovilizador es enorme.

Tememos cambiar de trabajo, así que dejamos pasar la oportunidad de tener un empleo mejor pagado, con más responsabilidades. Tememos equivocarnos, así que no emitimos opinión y no podemos aconsejar a nuestros amigos y familiares. Tememos fracasar, así que no seguimos nuestros sueños.

La meditación nos ayuda a superar estos miedos, porque es el camino del auto-conocimiento, y quien conoce sus puntos fuertes y sus debilidades tiene a su alcance todo lo que necesita para tomar decisiones acertadas.

Cuando hablamos de conocimiento, generalmente hacemos referencia a toda la información que hemos obtenido por medio de un proceso de lógica y deducción. A veces, consideramos conocimiento también a las ideas que vienen a nosotros por medio de una repentina e inesperada intuición. Pero el verdadero conocimiento proviene de la combinación de éstos dos. Y si lo pensamos bien, todas las cosas de las que hemos estado seguros en la vida las hemos descubierto mezclando intuición y razonamiento.

El pintor que crea un nuevo cuadro trabaja de este modo: se deja llevar por un impulso inicial que le dice qué figura pintar, de qué color, en qué lugar del lienzo. Y luego hace gala de sus conocimientos racionales sobre el arte: cómo equilibrar la composición, cómo combinar los colores. Cosas que ha aprendido en forma racional. Y sólo conjugando estos dos tipos de conocimiento puede crear arte.

La meditación conjuga, hace una síntesis de intuición y razonamiento. Y revela así el Ser, que es una mezcla de ambos.

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