lunes, 26 de septiembre de 2011

BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN



No hay ninguna duda de que el principal beneficio que trae consigo la práctica regular y dedicada de la meditación es la sensación de plenitud que prácticamente corre por nuestras venas al ponernos en diálogo con nuestro verdadero Ser. La armonización de los dos hemisferios del cerebro, la suspensión de sus tensiones y la capacidad de ver más allá de lo tangible, lo material, de sabernos en contacto con el Universo, tiene consecuencias sobre nuestro cuerpo.


No es ningún secreto que quien se siente alegre, feliz, en paz consigo mismo, va a estar mucho más contento con su cuerpo, y se va a sentir mucho más cómodo con él. Nuestra predisposición emocional condiciona la salud del cuerpo en forma innegable. Y esto lo podemos comprobar muy fácilmente: ¿cómo nos sentimos aquellos días que dormimos mal? El cuerpo se siente tenso, contracturado. Nos ponemos de mal humor, porque no descansamos, porque sentimos fatiga, porque nos duele la espalda, la cabeza, el cuello. Y el transcurso del día empeora nuestro mal humor, que a su vez empeora los síntomas físicos.
Pensemos en la situación contraria a ésta; pensemos en una plácida mañana de domingo. Nos despertamos tranquilos, sin el ruido molesto del despertador, sintiéndonos descansados. El cuerpo no nos duele. Nos sentimos más alegres, o al menos, en paz. Las emociones positivas que sentimos repercuten en nuestro cuerpo. Es más: ayudan a mejorar el malestar que éste pueda presentar.
Por muchos años, el trabajo de los médicos occidentales se limitaba a estudiar los síntomas que presentaba el paciente, encontrar la enfermedad que los causaba y recetar los medicamentos necesarios para eliminarlos. Pero en la actualidad consideran también el factor emocional de las enfermedades. En otras épocas, una persona que sufría de dolores de espalda y fatiga crónica, hubiera recibido analgésicos para su espalda y vitaminas para la fatiga. Pero hoy, el médico se preocupa por saber si existe algún motivo emocional que pudiera causar esas molestias.
Quizás esta persona sufre de depresión. Quizás acaba de terminar una relación, o quizás haya fallecido recientemente un ser querido. La tristeza que siente no sólo afecta su capacidad de atención, su buen humor, sus ganas de trabajar, sino que también causa tensiones musculares (produciendo dolor de espalda) y pérdida del apetito (un organismo mal nutrido pierde energía y sufre de fatiga).
Este nuevo enfoque de la medicina tradicional la acerca más a las medicinas orientales, que consideran a los factores emocionales una parte integral de la salud, tan importante como el buen estado físico.
Por supuesto, una enfermedad no puede tratarse simplemente con meditación. Los tratamientos tradicionales y la medicación indicada por un profesional siempre deben seguirse al pie de la letra. Pero puede acompañarse por un tratamiento emocional y espiritual, que logra centrar nuestra mente, eliminar las tensiones mentales y las preocupaciones.
Eliminar las barreras que impiden vivir con paz y armonía es, después de todo, una forma de procurarnos salud.
Quien practica alguna forma de meditación todos los días, ve como, poco a poco, su relación con su cuerpo va mejorando. Por supuesto, es necesario ser paciente y no esperar que un dolor de espalda o la presión arterial alta se reviertan tras unos pocos días de meditación. Los beneficios de esta práctica son muy reales, pero no son inmediatos. La clave está en la constancia y la paciencia.

Constancia, para continuar practicando nuestros ejercicios de meditación sabiendo que progresivamente, en forma lenta pero segura, nuestra salud física y emocional mejorará.
Y paciencia, para esperar que estos beneficios lleguen poco a poco; no los podremos sentir de la noche a la mañana, pero con el pasar de las semanas nos iremos dando cuenta de que nuestro cuerpo va ganando salud, vitalidad y energía.

No es recomendable empezar a meditar teniendo como objetivo curar una enfermedad. La meditación es una forma de relajación, es una técnica para cultivar una mejor relación con nuestro Ser interior, una forma de sentirnos en comunión con el Universo, con la energía cósmica que dio origen a todo. Mejora nuestra concentración, la conciencia de uno mismo, nos vuelve personas más disciplinadas, sanas emocional, física y espiritualmente.

Hay quienes consideran que estos beneficios son un regalo divino. En cierta medida lo son: no existirían si no entráramos en contacto con la Divinidad que hay en nosotros mismos. Pero somos nosotros los que la buscamos, los que la dejamos correr por nuestro cuerpo y espíritu. La salud física y el balance emocional se debe siempre a un intenso trabajo interior.

Y ese trabajo interior debe ser el objetivo de cada sesión de meditación. Todos los beneficios que trae son un plus, un regalo. Que sólo llegará a nosotros si buscamos algo más que sentirnos bien con nuestro cuerpo, algo mucho más profundo que eliminar un dolor de cabeza o poner fin a la tristeza que nos acongoja.

La Iluminación es el objetivo final de toda técnica de meditación. Y debe ser también lo único que nuestros corazones desean. Sólo así podremos experimentar la plenitud, y los beneficios que ésta trae.

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