
Por eso, es muy bueno preparar un lugar especialmente para meditar. Puede ser una habitación en la casa o tan sólo un rincón, pero es importante que reúna las siguientes características:
Debe ser limpio y ordenado. Un ambiente desordenado señala una personalidad caótica, que tiene problemas para organizarse, o que no se preocupa por el orden. La meditación nos enseña a alejarnos de lo material para acercarnos a los espiritual, y por lo tanto los pocos objetos que se encuentren en la habitación deben estar ordenados y limpios.
El aire y la luz del sol deben invadir el lugar. Es importante que la habitación cuente con una ventana o ventanal amplio, que deje entrar la luz del sol. Y también es necesario abrir la ventana (incluso en invierno) para que el aire viciado salga y el lugar se renueve con aire puro y fresco. La iluminación artificial debe ser evitada tanto como sea posible, y cuando sea inevitable, es importante asegurarnos que sea blanca y no amarillenta.
La decoración debe ser escasa. La meditación es muy disciplinada y fomenta la austeridad. Cuadros llamativos, muebles grandes y aparatosos, alfombras muy mullidas son cosas muy agradables y bonitas, pero no para el cuarto de meditación. Lo mejor es que esté pintando de blanco y tenga una manta o un almohadón donde sentarse para meditar, además de un pequeño altar para colocar velas aromáticas o sahumerios. Se puede decorar el lugar con flores o plantas, pero es importante que estén muy sanas, y que las hojas o flores que se les caigan se retiren para no ensuciar el lugar. Si hay una ventana, lo más preferible es que pueda verse el cielo o un paisaje verde; si la ventana da a la calle o deja ver un edificio, es mejor colocar unas cortinas discretas y finas que dejen pasar la luz del sol.
No debe haber mucho ruido. Es importante que a la habitación no lleguen ruidos de la calle ni de otras partes de la casa. Muchas personas instalan su sala de meditación en las terrazas, en cuartos, en el patio o jardín, o incluso en los sótanos (siempre que tengan ventanas, que los bañe la luz del sol y que sean muy aireados), porque de este modo se alejan del ajetreo propio de todo hogar.
Puede contar con un equipo de música. La música puede ayudarnos a alcanzar un estado meditativo más profundo. Se recomienda utilizar música clásica o los CD con sonidos naturales (que traen, por ejemplo, ruidos de olas rompiendo en la playa, pájaros cantando o el viento meciendo las hojas de los árboles). En este caso es muy importante personalizar y elegir la música que más hable a nuestros corazones, poco importa su origen o género siempre que nos ayude a relajarnos. Sin embargo, es importante recordar que la música instrumental es mejor; cuando se trata de canciones con letra, tendemos a distraernos más.
Ayuda tener sahumerios y aceites esencia/es. Se pueden utilizar velas aromáticas, inciensos, sahumerios y aceites para hornillos. Existe una gran variedad de aromas para elegir; lo mejor es utilizar los más suaves, como por ejemplo:
• Almendra
• Damasco • Durazno • Eucalipto • Jazmín • Lavand • Lila • Pasionaria | |
• Pera
• Rosa
• Ruda
Cuando no contamos con una habitación extra para dedicar a la meditación y consagramos un rincón de la casa a esta práctica, es importante seguir estos mismos consejos, y que se apliquen no sólo a la zona donde meditaremos, sino a toda la habitación. Mucha gente elige meditar en su dormitorio, otra prefiere hacerlo en la sala de estar; lo único que importa es que se mantenga el lugar limpio, ordenado, bien aireado e iluminado con luz natural.
Un último detalle que debe tomarse en cuenta a la hora de meditar es nuestra vestimenta. La ropa que usemos debe ser, ante todo, holgada: las prendas ajustadas no permiten al abdomen relajarse y expandirse, haciendo más difícil la respiración profunda. Además, debe ser ropa que nos quede cómoda y nos permita mover las piernas y brazos con facilidad. Y se prefieren las prendas de materiales naturales, como la seda, el algodón o el lino, en vez de lycra, poliés-ter u otro material artificial.
También es muy recomendable meditar descalzados.
Cuando no contamos con una habitación extra para dedicar a la meditación y consagramos un rincón de la casa a esta práctica, es importante seguir estos mismos consejos, y que se apliquen no sólo a la zona donde meditaremos, sino a toda la habitación. Mucha gente elige meditar en su dormitorio, otra prefiere hacerlo en la sala de estar; lo único que importa es que se mantenga el lugar limpio, ordenado, bien aireado e iluminado con luz natural.
Un último detalle que debe tomarse en cuenta a la hora de meditar es nuestra vestimenta. La ropa que usemos debe ser, ante todo, holgada: las prendas ajustadas no permiten al abdomen relajarse y expandirse, haciendo más difícil la respiración profunda. Además, debe ser ropa que nos quede cómoda y nos permita mover las piernas y brazos con facilidad. Y se prefieren las prendas de materiales naturales, como la seda, el algodón o el lino, en vez de lycra, poliés-ter u otro material artificial.
También es muy recomendable meditar descalzados.
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