lunes, 26 de septiembre de 2011

¿DÓNDE MEDITAR?

La meditación requiere de silencio, calma y paz. Podemos alcanzar este estado en cualquier lugar, pero si el ambiente tiene un nivel de hostilidad alto, se requerirá mucho más esfuerzo de nuestra parte para concentrarnos. Especialmente al principio, cuando no estamos acostumbrados a suspender el pensamiento y entregarnos a la energía cósmica.
 
Por eso, es muy bueno preparar un lugar especialmente para meditar. Puede ser una habitación en la casa o tan sólo un rincón, pero es importante que reúna las siguientes características:
 
Debe ser limpio y ordenado. Un ambiente desordenado señala una personalidad caótica, que tiene problemas para organizarse, o que no se preocupa por el orden. La meditación nos enseña a alejarnos de lo material para acercarnos a los espiritual, y por lo tanto los pocos objetos que se encuentren en la habitación deben estar ordenados y limpios.
 
El aire y la luz del sol deben invadir el lugar. Es importante que la habitación cuente con una ventana o ventanal amplio, que deje entrar la luz del sol. Y también es necesario abrir la ventana (incluso en invierno) para que el aire viciado salga y el lugar se renueve con aire puro y fresco. La iluminación artificial debe ser evitada tanto como sea posible, y cuando sea inevitable, es importante asegurarnos que sea blanca y no amarillenta.
 
La decoración debe ser escasa. La meditación es muy disciplinada y fomenta la austeridad. Cuadros llamativos, muebles grandes y aparatosos, alfombras muy mullidas son cosas muy agradables y bonitas, pero no para el cuarto de meditación. Lo mejor es que esté pintando de blanco y tenga una manta o un almohadón donde sentarse para meditar, además de un pequeño altar para colocar velas aromáticas o sahumerios. Se puede decorar el lugar con flores o plantas, pero es importante que estén muy sanas, y que las hojas o flores que se les caigan se retiren para no ensuciar el lugar. Si hay una ventana, lo más preferible es que pueda verse el cielo o un paisaje verde; si la ventana da a la calle o deja ver un edificio, es mejor colocar unas cortinas discretas y finas que dejen pasar la luz del sol.
 
No debe haber mucho ruido. Es importante que a la habitación no lleguen ruidos de la calle ni de otras partes de la casa. Muchas personas instalan su sala de meditación en las terrazas, en cuartos, en el patio o jardín, o incluso en los sótanos (siempre que tengan ventanas, que los bañe la luz del sol y que sean muy aireados), porque de este modo se alejan del ajetreo propio de todo hogar.
 
Puede contar con un equipo de música. La música puede ayudarnos a alcanzar un estado meditativo más profundo. Se recomienda utilizar música clásica o los CD con sonidos naturales (que traen, por ejemplo, ruidos de olas rompiendo en la playa, pájaros cantando o el viento meciendo las hojas de los árboles). En este caso es muy importante personalizar y elegir la música que más hable a nuestros corazones, poco importa su origen o género siempre que nos ayude a relajarnos. Sin embargo, es importante recordar que la música instrumental es mejor; cuando se trata de canciones con letra, tendemos a distraernos más.
 
Ayuda tener sahumerios y aceites esencia/es. Se pueden utilizar velas aromáticas, inciensos, sahumerios y aceites para hornillos. Existe una gran variedad de aromas para elegir; lo mejor es utilizar los más suaves, como por ejemplo: 

• Almendra
• Damasco
• Durazno
• Eucalipto
• Jazmín
• Lavand
• Lila
• Pasionaria




• Pera
• Rosa
• Ruda

Cuando no contamos con una habitación extra para dedicar a la meditación y consagramos un rincón de la casa a esta práctica, es importante seguir estos mismos consejos, y que se apliquen no sólo a la zona donde meditaremos, sino a toda la habitación. Mucha gente elige meditar en su dormitorio, otra prefiere hacerlo en la sala de estar; lo único que importa es que se mantenga el lugar limpio, ordenado, bien aireado e iluminado con luz natural.

Un último detalle que debe tomarse en cuenta a la hora de meditar es nuestra vestimenta. La ropa que usemos debe ser, ante todo, holgada: las prendas ajustadas no permiten al abdomen relajarse y expandirse, haciendo más difícil la respiración profunda. Además, debe ser ropa que nos quede cómoda y nos permita mover las piernas y brazos con facilidad. Y se prefieren las prendas de materiales naturales, como la seda, el algodón o el lino, en vez de lycra, poliés-ter u otro material artificial.

También es muy recomendable meditar descalzados.

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