lunes, 26 de septiembre de 2011

LOS OJOS ¿CERRADOS O ABIERTOS?

El budismo tibetano recomienda que los ojos se mantengan abiertos durante la práctica de meditación. La escuela del Zen también indica esto, afirmando que es necesario ver el mundo exterior mientras buceamos en nuestro interior. Se trata de buscar el Ser verdadero al mismo tiempo que se tiene conciencia de lo tangible. Todo lo que el ojo ve ingresa a la mente; como durante la meditación dirigimos toda nuestra atención hacia dentro, los estímulos visuales quedan alojados en la mente inconsciente.

Por el contrario, muchas otras tradiciones orientales recomiendan meditar con los ojos cerrados o, como mucho, entreabiertos, para así concentrarse sin distracciones en el ritmo de la respiración. En este caso, se afirma que de la misma manera que la mente se libra de todo pensamiento, el espíritu debe aislarse de todo estímulo.

Por supuesto, el oído no se puede apagar, ni el olfato, el tacto o el gusto; pero al menos la vista puede detenerse momentáneamente cerrando los ojos.

Sin embargo, no todas las escuelas de meditación afirman que es necesario aislarse de los estímulos del mundo exterior. No es poco común meditar mientras se escucha una música especial, o con una vela aromática o un sahumerio encendido. Y también hay maestros que meditan fijando la vista en la llama de la una vela encendida, por ejemplo. En estos casos, se procura crear estímulos para los sentidos que ayuden a la persona a adentrarse en su interior.

Un argumento indiscutible a favor de la meditación con los ojos cerrados, incluso cuando se practica meditación Zen o tibetana, tiene que ver con la primera dificultad que los occidentales debemos superar a la hora de empezar a meditar: las constantes distracciones que se nos presentan.

Cerrar los ojos es una forma de alejarnos de ellas un poco.

Lo más recomendable, entonces, es empezar a meditar con los ojos cerrados y luego, progresivamente, ir abriendo los ojos, un poco más cada sesión.

Pero cerrar los ojos o no es, en última instancia, una decisión personal. No hace ningún mal probar meditar de las dos maneras, al igual que se prueban las diferentes posturas corporales hasta encontrar la que nos resulta más cómoda.

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