lunes, 26 de septiembre de 2011

MENTE INTUITIVA Y LO INCONSCIENTE

La mente intuitiva

La definición que el diccionario da de "intuición" es: "conocimiento claro e inmediato de verdades que penetran en nuestro espíritu sin necesidad de razonamiento". La ciencia le habla al hemisferio izquierdo del cerebro, a la lógica, a la capacidad de razonamiento, pero la intuición le habla al hemisferio derecho. Que, como el corazón, no necesita que sea lógico lo que le dicen.

Es más, la intuición muchas veces va en contra de la razón: nos indica que sigamos el camino menos transitado, nos lleva a tomar decisiones sin saber por qué.

Existen dos elementos fundamentales sin los cuales la intuición sería imposible: la sensibilidad y lo inconsciente.

La sensibilidad Se refiere a la facultad que todos los seres humanos tenemos de sentir emociones. A veces se utiliza este término para referirse a la recepción de los estímulos físicos (por ejemplo, un estímulo táctil, que se produce cuando tocamos algo, o uno olfativo, que ocurre cuando percibimos un olor). Pero se trata principalmente de la recepción de estímulos emocionales: miedo, amor, simpatía, alegría, opresión, etcétera.

Lo inconsciente

Existen una serie de procesos mentales que actúan sobre nuestra conducta pero que desconocemos conscientemente. Es decir que no los podemos poner en palabras, que no los comprendemos, y que generalmente tampoco sabemos de dónde provienen. Las fobias y los miedos, por ejemplo, son de origen inconsciente.

¿Por qué alguien le tiene miedo a la oscuridad? Si sabe que en esa habitación oscura no hay nada ni nadie, que no es posible que nadie haya ingresado, que no hay posibilidad de que algo malo le pase si ingresa en ella, ¿por qué de todos modos le tiene miedo? Porque está oscura. Y su miedo a la oscuridad quizás se debe a un trauma ya olvidado: podría ser que de pequeño, esta persona se haya tropezado con un juguete mientras caminaba en la oscuridad y se haya lastimado mucho. Hoy, no recuerda este episodio, que está alojado en su inconsciente, pero sí tiene miedo a la oscuridad.

Claro que no todo lo inconsciente es negativo. No se trata sólo de recuerdos desagradables: muchos de los estímulos que recibimos por medio de los cinco sentidos (o seis, si consideramos a la intuición como un sentido más) quedan alojados en el inconsciente. Cuando pasan a la conciencia, que es propia del hemisferio izquierdo del cerebro, son racionalizados, analizados y clasificados. Pero por cada visión, sonido o sensación que se racionaliza, muchas otras quedan en el inconsciente.

La intuición se genera a partir de estas sensaciones no racionalizadas. Por ejemplo, una persona camina por la calle y de pronto se siente en peligro. No hay ningún motivo para que así sea: no hay nadie más en la calle y hay mucha luz. Pero "algo" le dice que está en peligro. Ese "algo" es un estímulo inconsciente que no tiene explicación, pero que no por eso deja de ser menos real. Puede ser cualquier cosa: por ejemplo, la sombra de alguien que seguía a la persona, que el ojo captó pero el hemisferio izquierdo no procesó porque se hallaba ocupado pensando en otra cosa.

En fin, la suma del inconsciente y de la sensibilidad da como resultado la intuición. Que no debe confundirse con las opiniones. Una opinión se basa en la experiencia: si decimos que una dieta específica no sirve para bajar de peso porque ya la hemos probado y no funcionó, esto es una opinión, no una intuición. La intuición sólo depende de las experiencias pasadas en forma inconsciente (y que, por lo tanto, no podemos explicar).

La intuición se va construyendo a partir de los aportes de nuestra sensibilidad, que no provienen de ninguno de los cinco sentidos tradicionales. Sin embargo, hay quienes invierten los términos y aseguran que la intuición es un sexto sentido, uno que no se apoya en un órgano del cuerpo físico (los ojos, los oídos, la lengua, las manos, la nariz) sino en la totalidad del cuerpo emocional, que es inmaterial. Se dice que por eso mismo es mucho más sensible, que una persona puede pasar por alto un aroma o un sonido, pero que no deja jamás de sentir el amor, la opresión o el recelo que se "respira" en un ambiente.

Por supuesto que la salud del cuerpo emocional es tan delicada como la del cuerpo físico, especialmente en nuestra sociedad, donde no nos dedicamos a cuidarlo. La falta de comunicación con nuestro Ser interior y el estrés afectan nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de emitir y recibir energía positiva, pero también de sentir emociones. Si las tensiones y preocupaciones son lo único que ocupa nuestra mente, dejamos de experimentar sentimientos positivos y así, poco a poco, el estrés nos va ganando.

El rol de la intuición en nuestra relación con el mundo es muy complejo: todos los pensamientos y las ideas que tenemos, en forma directa o indirecta, se relacionan de alguna manera con la intuición. Porque la intuición es el producto de la sensibilidad, pero al mismo tiempo es una forma de sensibilidad.

Si bien es el hemisferio izquierdo el que procesa la información que el cerebro recibe por medio de los sentidos (al tocar algo, al oír una voz, al ver un objeto), es el hemisferio derecho el que percibe estas sensaciones. Lo que vemos, lo que oímos y tocamos adquiere sentido cuando el hemisferio izquierdo, es decir la razón, lo analiza. Pero el estímulo ingresa a nuestro cerebro gracias al hemisferio derecho.

Sólo podemos llegar a las ideas y pensamientos abstractos, racionales, lógicos, gracias al aporte de la intuición y la sensibilidad, que proveen los elementos necesarios para llegar a formular estas ideas.

La intuición juega un rol central en la percepción del mundo porque es solamente gracias a ella que podemos percibir la totalidad de las cosas. La polaridad es, a fin de cuentas, la forma en que el mundo se nos presenta: en pares de opuestos (noche-día, frío-calor, bueno-malo, lindo-bello, e incontables otros). Pero la verdadera esencia de la existencia del ser humano reside en la totalidad, en poder alejarse de los extremos. La totalidad no puede verse, no puede tocarse, es intangible. Se siente, se percibe. Y no con los sentidos, sino con el corazón y el alma.

La intuición nos permite ver más allá del mundo sensible: nos deja aventurarnos en el mundo de las sensaciones, las emociones y la energía. Seguir nuestra intuición es una forma de acercarnos a una Verdad que jamás podríamos encontrar por medio de la razón.

En este sentido, muchos estudiosos afirman que la principal función del arte es revelar algo que estaba oculto. Mirar un cuadro, ver una película, escuchar una pieza musical, experimentar cualquier expresión artística, nos sumerge en la creatividad e inspiración del artista, que son propias del hemisferio izquierdo. La intuición del artista lo llevó a crear una obra única que contiene en sí misma una visión del mundo y una Verdad también únicas. El arte es, para el artista, una forma de relacionarse con su propia intuición y dejarse guiar por ella, para encontrar algo que está fuera del alcance de la razón. Y para quien disfruta de la obra, el arte es una forma de conocer ese "algo".

La meditación obtiene de la intuición esto mismo: "algo", una Verdad, una idea, un sentimiento que jamás habríamos conocido si nos concentráramos solamente en la razón.

La intuición no tiene fundamentos. Es irracional, a veces ilógica y muchas veces improbable. No se explica, pero nos indica el camino hacia el auto-conocimiento con una claridad apabullante. El escritor inglés Robert Graves (1895-1985) decía que "la intuición es la lógica que elimina todo el proceso rutinario de razonamiento y salta directamente del problema a la solución". De algún modo, la intuición lleva a la razón de la mano y le dice dónde debe fijar la atención.

Hoy en día, se ha vuelto especialmente importante, porque vivimos en un mundo donde abunda la información racional. Internet es el mejor ejemplo de esto. Ingresamos una palabra cualquiera en un buscador y nos encontramos con miles, millones de páginas sobre ese tema. ¿Cómo podemos bucear entre tantos datos? Jamás podríamos revisar la cantidad impresionante de sitios que ofrecen información sobre el tema en cuestión. En forma similar, la vida nos ofrece cientos de miles de opciones para cada momento de la vida: ¿cómo saber cuál elegir?

Cerrando los ojos, escuchando a nuestro Ser, y dejando que la mente intuitiva nos guíe.

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